martes, 1 de diciembre de 2020

CAPÍTULO 19. CURSO 1984-85. COLEGIO LOS LLANOS. ALMONTE. #SIEMPREFUIMAESTRA

Capítulo 19. Curso 1984-85. 

Colegio Los Llanos. Almonte.

Desde febrero del curso pasado, como ya comenté en la entrada anterior, ya era interina. Así que, para el curso 1984-85 tuve que ir a elegir destino. Antes se hacía así: nos reunían a todos/as en un espacio amplio y cuando nos tocaba pedir destino, según el lugar que ocupábamos en el listado, veíamos las plazas que quedaban vacantes y elegíamos la que queríamos.

Recuerdo perfectamente que cuando me tocó pedir, en Almonte, en mi pueblo, había plaza para el Aula de Educación Especial en los dos Centros Educativos: una en el López de Vega y otra en Los Llanos.


El CEPR López de Vega era el centro en el que hice las prácticas de magisterio y ya lo conocía. Allí estaba el profesorado con más antigüedad del pueblo y el alumnado que acudía a él, era el del centro del pueblo.


El CEIP Los Llanos era un centro nuevo, que había abierto sus puertas en el curso escolar 1979-80. A este centro se adhirieron las escuelas que se habían creado en la calle Feria

El profesorado que impartía docencia en el centro era joven y procedía de distintas Comunidades Autónomas. El alumnado vivía en el Chaparral y en el barrio en el que estaba el colegio.

Yo lo tuve entonces muy claro. Preferí elegir el colegio de Los Llanos porque intuía, que allí al ser un centro nuevo, tal vez podía tener más posibilidades de trabajar haciendo Integración. 

Volvía, tres años después, a trabajar en mi pueblo. Esto me permitía nuevamente, vivir en casa de mi madre. Estaba toda la semana en el pueblo, separada de mi marido que permanecía en nuestro piso en Sevilla.

Aún conservo mi nombramiento de interina para este curso.


Comenzar a trabajar en este centro poniendo los pilares que permitieran construir Integración a corto plazo, era un reto tan ilusionante, como complejo.  

Cada día me levantaba llena de energía y esperanza tratando de hacer entender al profesorado lo importante que era que todos los alumnos/as del Aula de Educación Especial fueran a las aulas ordinarias y que ellos/as tenían que trabajar con ellos/as como lo hacían con los demás alumnos/as.

En esos tiempos, sin leyes que ampararan esta propuesta educativa, hacer Integración era tremendamente difícil porque la mayoría del profesorado y las familias, no sabían qué era la Integración.

Así que tenía que tener mucha paciencia, muchos argumentos y sobre todo, negociar propuestas viables, para que algunos profesores/as se animaran a trabajar con el alumnado del Aula de Educación Especial, en sus aulas ordinarias.

Al aula de E.E. había que quitarle la etiqueta que tenía, abrirla al centro e integrarnos, el alumnado y yo, en la dinámica general del centro. La clave estaba en dar oportunidades y posibilidades para poder conocer y trabajar con el alumnado y conmigo.

El Aula de E.E. se había creado hacía cinco años y no había sido dotada de material. Su funcionamiento hasta el curso 1982-83, podemos decir que sólo era un lugar en el que se "recogían" unos alumnos/as pertenecientes a varias familias muy desfavorecidas que vivían en esa zona del pueblo.

Según recojo en mi memoria final de curso, refiriéndome a esos años:

"Los niños durante todo el día estaban encerrados en la clase de E.E. La mayoría de estos niños presentan una pseudo oligofrenia debida a las carencias socio-ambientales, con gran atraso y fracaso escolar acumulado durante mucho tiempo" 

En el curso 1982-83 se hicieron los primeros intentos de integración de esos alumnos/as en el centro, notándose rápidamente que los efectos eran positivos.

En el curso siguiente, 1983-84, se empezó un nuevo Plan Experimental para todo el municipio. Este plan era conocido por la Inspección Técnica y por el Inspector Ponente de Educación Especial. 

Paralelamente a este plan, comenzó a funcionar en Almonte un Equipo Multiprofesional formado por un pedagogo, un psicólogo y una asistente social. Este equipo contribuyó a dar un nuevo giro a la E.E. dentro del centro.

Los objetivos de ese plan eran: 

-La detección de la población escolar susceptible de reeducación o rehabilitación.

-El diagnóstico individual de cada uno de los sujetos detectados.

-El establecimiento de un plan de trabajo individualizado.

-El seguimiento de cada uno de los sujetos.

Simultáneamente se llevó a cabo una campaña de "concienciación" en todo el colegio de la importancia de la E.E. y se empezó a integrar a casi todos los alumnos. Estos sólo iban al aula de E.E. a determinadas horas a recuperar sus déficits.

Podemos decir pues, que la creación del este aula en la práctica, fue el curso anterior a mi llegada, aunque fuera creada y funcionara desde hacía varios años.

Cuando yo llegué a comienzos del curso 1984-85, me encontré un aula pequeñita en un edificio anexo al edificio principal, en la que había mesas para los alumnos que eran todas diferentes y que estaban bastante deterioradas. 

El material era prácticamente inexistente, a excepción de un equipo completo de psicomotricidad que estaba todavía embalado y la documentación que había dejado el profesor que trabajó en el aula el curso anterior.

Había otra aula en el edificio principal, que era para psicomotricidad. Sólo había en ella un armario con papeles, dos balones, un cronómetro y una moqueta pequeña. 

Lo primero que hice fue conocer el proyecto educativo del centro y acondicionar las clases, retirar de ellas todo lo que era innecesario y estaba deteriorado y hacer el listado de material necesario a adquirir.

Paralelamente, comencé a analizar toda la documentación que había del aula y del alumnado que acudía a ella y a preguntar múltiples informaciones a todos los maestros/as, tutores, al equipo multiprofesional...

Descubrí entonces, que dos de los alumnos que habían estado conmigo en el curso 1980-81 en la "guardería de las monjas", Mónica y Jorge, acudían al aula de E.E. y que ese curso volvería a trabajar con ellos. Ese año, ambos hicieron su Primera Comunión. Aún conservo con mucho cariño, sus "estampitas".


La mayoría del alumnado que iba el curso anterior al aula de E. E. eran los alumnos que he comentado anteriormente y que en este curso los habían escolarizado internos en La Ciudad de los Niños en Huelva. Así que quedaba tiempo para reorganizar el aula y poder atender a otros alumnos/as.

El Equipo Multiprofesional comenzó a diagnosticar a alumnado que presentaba dificultades de psicomotricidad, lenguaje, aprendizaje... priorizándose la atención del alumnado de ciclo inicial

En este curso conseguimos que todos los alumnos/as estuvieran integrados en sus aulas ordinarias y los maestros/as concienciados de que ellos eran los tutores/as de los alumnos/as y de que "yo no era tutora" de ningún alumno/a.

A comienzo de curso realicé un documento en el que solicitaba a todo el profesorado, que me comentara las dudas y cualquier tipo de información que querían o necesitaban saber, porque consideraba imprescindible conocer qué información tenían respecto a la Educación Especial en general y al aula de E.E. en particular. 




Para dar respuesta a los diversos temas planteados, en una reunión posterior de claustro, escribí un borrador, que siempre he conservado con cariño, porque ya en él, mostraba mi forma de ver, sentir, trabajar y concienciar, que se ha ido manteniendo y fortaleciendo a lo largo de mis décadas de docencia.



Otra labor muy importante que realicé en este curso fue trabajar con el alumnado y con sus familias. Las familias tenían que comprender que yo no era la tutora del niño/a, y los alumnos/as tenían que comprender que ellos salía en tiempos concretos al Aula de Educación Especial a recuperar sus dificultades y cuando las recuperaran, ya no tenían que ir más, Era muy importante quitarles las etiquetas que se le ponían por ir al aula de E.E. En aquellos años y muchos años después, a los niños/as que acudían al aula de E.E se les decía los "niños tontitos", los "niños que están malito"...  

De echo, el alumno José Manuel P. salió del aula de E.E. al superar bastante sus dificultades y al comprometerse su maestro, José Luis Carrillo, a seguir trabajando con él en el aula ordinaria junto a sus compañeros/as.

Ese curso trabajé con tres grupos de alumnos/a:

-Grupo A.  

Alumnos/as de 2º, 3º, 4º, 5º. Juan Manuel, Fernanda, Javier, Mª Rocío, José Antonio, Paco y Mercedes. 

Maestros/as: Jesús, Nieves, Asunción, Pilar, Antonio Y Manolo.

-Grupo B.

Alumnos/as de 1º y 2º. Antonio, F. José, David, Mónica, Jorge, Raquel, Mª José y Miguel Ángel.

Maestros/as: Pedro, Marcelino, Manolo, Bernarda, José.

-Grupo C. 

4 alumnos/as de los grupos anteriores y Antonio.

Cuando yo llegué a trabajar a Almonte, Antonio no estaba escolarizado. Tenía 14 años y un diagnóstico de deficiencia severa. No hablaba, su desarrollo psicomotor era muy lento y la comprensión muy limitada. 

Cuando su madre se enteró que yo venía al pueblo a trabajar, fue a casa de mi madre a decirme que quería que su hijo fuera al colegio. Yo le comenté, que por mi parte, no había ningún problema, pero que yo no era quien decidía esas cuestiones y que fuera a hablar con el director y con el inspector de E.E. que entonces era Rubén. 

El inspector dijo que si yo aceptaba, Antonio iba al cole y por supuesto que yo acepté ese reto y Antonio fue al colegio por primera vez en sus 14 años. Hasta entonces había estado excluido del sistema educativo.

Antonio venía al colegio sólo por las tardes, de 3 a 4,30 que era cuando yo trabajaba todo lo relacionado con la comunicación y el lenguaje. Su madre me comentó que cuando tenía sed se tocaba los labios, pero no pedía agua. No tenía lenguaje oral. Así que tuvimos que trabajar mucho para que él se acercara a mí me tocara y con gestos de las manos me dijera: "yo quiero beber". Jamás olvidaré la primera vez que lo consiguió. Otra frase que también aprendió muy bien era: "voy a casa de mi hermana". Esos gestos que les enseñé, que eran muy básico y hacíamos con las manos, me los inventé y se los enseñé a su familia y a algunos alumnos/as. Yo entonces aún no conocía formas de comunicación alternativas al lenguaje oral. 

Antonio no estaba integrado en ningún grupo clase, pero a lo largo del curso, logramos que se integrara en algunas clases de Educación Física, en las que yo siempre estaba con él, con el maestro de E.F y los alumnos/as del aula. También se integraba en periodos cortos, en el aula de la maestra Amparo, que siempre tenía las puertas abiertas para él y para mí. En el colegio todos llegaron a conocerlo, a quererlo y aceptarlo.

La evolución de este chico fue muy buena, logramos que se "comunicara" realizando signos básicos con las manos, logró ir solo a su casa siempre supervisado a lo lejos por su madre, normalizó su forma de caminar, aprendió a estar en clase, a no tirar los objetos, a sonreír...

En este curso, el inspector Rubén me hizo contar esta experiencia de Inclusión de un alumno no escolarizado y severo, y la integración de la primera alumna con Síndrome de Down en el aula ordinaria sin ir al aula de E.E. en distintos eventos y centros educativos.

Lograr que Antonio estuviera en la escuela y que aprendiera junto a otros chicos/as a comunicarse, aunque fuera de una forma muy básica, y que los demás chicos/as y maestros/as tuvieran la oportunidad de conocerlo y verlo avanzar cada día, fue un gran triunfo para él, para el alumnado del colegio, para el profesorado, para la familia y para mí, la mayor satisfacción y alegría de este curso. 

Esta fue una de las mejores experiencias que pude tener y que tanto me enseñaron a ser la maestra que a lo largo de los años he sido, soy y seguiré siendo.

Cada alumno tenía su programación con las áreas a desarrollar que trabajaban en el aula de Educación Especial y en las aulas ordinarias cuando sus compañeros/as realizaban tareas complejas que ellos/as no eran capaces de realizar. Siempre se procuraba que hicieran los mismos trabajos que sus compañeros/as aunque a un nivel más básico.




También elaboré un documento de control de asistencia en el que iba recogiendo los días que no acudían al Aula de E.E.


El horario del centro era jornada partida: de 9,30 a 12,30 y de 3 a 5. El horario que elaboré para mi aula, para este curso, era el siguiente:


Todo los trabajo que el alumnado realizaba partía siempre de centros de interés atractivos y se adaptaban a cada uno de ellos/as para que los desarrollara según sus posibilidades. 

Un campo de trabajo muy importante a lo largo de todo el curso fue la socialización y la integración tanto dentro como fuera del colegio. 

La metodología que realizaba era totalmente activa y muy participativa, con mucho refuerzo positivo, desarrollando la creatividad, la espontaneidad, la imaginación... partiendo siempre de sus intereses y conocimientos previos.

Un año intenso y lleno de novedades. Otra de ellas, quizás la que más reforzó mi lucha por la Integración, fue la escolarización de Raquel, una alumna con Síndrome de Down, que llegaba por primera vez al colegio y fue directamente al aula ordinaria con su maestra Bernardi. Yo no trabajé directamente con ella porque su tutora la atendía perfectamente, sólo me coordinaba con ella y analizábamos sus avances.

Podemos escuchar a mi querido amigo y maestro en Los Llanos, José María Sánchez Broncano, contando la hermosa aventura de la escolarización de Raquel, el día de la presentación de mi libro "Aulas Inclusivas. Experiencias Prácticas", en Almonte. (minuto 11 al 16)

A lo largo de todo el curso me coordiné  con los maestros/as de los distintos cursos para llevar una programación conjunta. La colaboración por parte de todos los maestros/as era muy buena, lo que contribuía al progreso alcanzado por los alumnos/as, tanto a nivel académico como en su integración. 






También, a lo largo de todo el curso, tuve  un contacto muy estrecho con 2 de los tres maestros de Preescolar, para seguir muy de cerca la maduración de estos alumnos/as y poder detectar cuánto antes, las dificultades madurativas. En el primer trimestre del curso les pasé una prueba de maduración que repetimos a final de curso y pudimos ver su evolución.

Siempre me ha parecido que era muy importante trabajar con el profesorado del centro en general y colaborar en todos aquellos campos que podía aportar ayuda, conocimientos, cooperación...


El trabajo coordinado y sistemático con los profesionales que formaban el Equipo Multiprofesional fue muy enriquecedor y dio bastantes resultados. 

Mi amiga Nati Cortés que era la Asistente Social del equipo, hizo una labor magnífica con muchas de las familias más vulnerables. 

La mayoría de las pruebas e informes que se realizaban eran comentados por todo el equipo. Yo colaboraba pasando pruebas exploratorias y ayudando a corregirlas.

Al final de curso realicé mi Memoria del aula de E.E, que constaba de 18 folios, en los que recojo, los distintos puntos del índice y entre ellos, los porcentajes de adquisición del alumnado del grupo A y B en los distintos campos trabajados.




En la memoria recogía también todo el material que dejaba en el aula de E.E. al finalizar el curso que era bastante en cantidad y calidad, la previsión para el curso siguiente en la que se quedaba recogido el alumnado y los posibles grupos a realizar y las áreas a trabajar. En ella  comento: "los alumnos.... pasarán por el aula de E.E. no más de hora y media  o dos hora semanales y trabajarán en sus clases desarrollando algunos Programas de Desarrollo Individual (PDI)"

En las conclusiones comento: "este año ha sido mucha la colaboración prestada por los profesores, pero hay que seguir implicando al claustro de profesores. Tanto la Dirección como el claustro deben de tener en cuenta que estos alumnos con dificultades, son precisamente los que necesitan más atención, mas apoyo, más comprensión y también más recursos tanto humanos como económicos, que les ayude en su integración. Esto es una tarea de equipo, es una tarea de todos".

También pedía en las conclusiones otro profesor de apoyo, bajada de las ratios y dotación de material para el aula.

En este curso también mantuve una estrecha colaboración y contacto con mis compañeros/as de E.E. tanto de Almonte como del Condado, ya que durante todo el curso formé parte del Seminario Permanente de E.E. del Condado, en el que colaboraba el Inspector Ponente de E.E. 



Las citaciones a las reuniones de este Seminario las realizaba el inspector a todos los maestros/as de E.E. del Condado y se realizaban en horario lectivo. 




Los aprendizajes realizados entre todos/as siempre nos ayudaban a tener las ideas más claras a la hora de afrontar nuestra labor integradora en los centros educativos, aclarar dudas, compartir materiales, recursos...

En la memoria final del Seminario quedaron recogidos los trabajos realizados y las conclusiones.

EL REAL DECRETO DE 6 DE MARZO DE 1985.

Después de mucho tiempo reclamando una legislación que nos ayudara a avanzar y apoyara la Integración, se publicó el REAL DECRETO 334/1985 DE 6 DE MARZO DE ORDENACIÓN DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL.  (BOE de 16 marzo de 1985)

Yo llegué a aprendérmelo casi de memoria de tantas veces como me lo leí y de tantas veces como lo leí en los claustros, reuniones... Aún conservo con mucho cariño, este ejemplar que tantas horas estuvo entre mis manos.

Como ya todos sabemos, este Real Decreto era todo un avance en esos años y nos facilitó el camino para exigir que los centros educativos fueran Integradores.

Yo siempre he estado, estoy y estaré muy atenta a las nuevas leyes y normativas, porque cuando recogían lo que yo pensaba, me apoyaba en ellas y cuando no, procuraba pasar esos puntos de largo e intentaba darles la vuelta y seguir luchando por más avances.

Para este curso se había legislado sobre las programaciones experimentales sobre la cultura andaluza. 


MI FORMACIÓN.

Mi formación continuaba sin parar, ávida de aprender, compartir, enseñar... asistía a eventos y cursos formales e informales, a través de lecturas de libros, manuales, artículos, experiencia innovadoras...

Realicé un curso de Informática que se celebró en nuestro centro, con el ordenador Sprectrum que me había regalado mi marido, por Reyes.  El curso lo impartían con un ordenador Commodore. Yo recuerdo que me pasaba parte  del tiempo preguntando si los comandos se escribían igual en el Spectrum. Y siempre eran diferentes.


El otro curso que realicé en nuestro centro era sobre Técnicas de laboratorio en EGB, duró 30 horas. Un maravilloso curso en el que descubrí y aprendí lo importante que era aprender experimentando y las técnicas que jamás aprendí cuando estudiaba en el instituto. 

También continué leyendo artículos, investigaciones, libros...




LAS OPOSICIONES.

Este año se volvían a convocar las oposiciones y yo me había propuesto aprobarlas, porque era la primera vez que se convocaban las de Pedagogía Terapéutica. 

Yo creo que en la vida, las cosas siempre suceden por algo y con el correr del tiempo, he llegado a la conclusión, de que si no pasan, es porque NO es el momento. Este año sí era mi momento.

Me las preparé concienzudamente, sacaba tiempo para estudiar, para hacer los supuestos y además, disfrutaba preparándomelas porque aprendía algunas cosas nuevas que podía poner rápidamente en práctica en mi aula.

Me compré unos libros que posteriormente sirvieron a muchos compañeros/as para aprender y que por desgracia, presté y no me devolvieron. Sólo conservo estos dos.








Aún conservo la prueba de madurez profesional de ese concurso oposición y puedo, aunque vagamente, recordar muchas de las ideas que escribí al realizar ese proyecto.


Y este fue mi año. Con gran alegría las aprobé. Ya era funcionaria y esperaba obtener pronto un destino definitivo, para quedarme en él varios años y tener la oportunidad de ir construyendo una Escuela Integradora sólida y que se consolidara en el tiempo. En junio de 1986 aparecí en el BOJA como funcionaria.

La Comisión de Cultura del Ayuntamiento de Almonte convocó el I concurso sobre Investigación sobre Almonte, en las que el alumnado tenía la oportunidad de participar investigando. 



...y con el final del curso, nuevamente llegó un verano muy esperado y deseado...

En el mes de agosto de 1984, como ya comenté en el capítulo anterior, había venido la Virgen al pueblo. Así pues, fue un curso muy especial en ese aspecto también, porque pude disfrutar de las múltiples vivencias y sentimientos que tienen lugar en esos meses en Almonte, entre ellos el rezo de la "salve" cada noche.

Este año hice el camino de vuelta hasta el Rocío, con un grupo de compañeros/as del colegio y amigos/as.

Mi pasión por el arte seguía creciendo y cada vez que podía iba a exposiciones, teatros, cine...

Los viajes también formaron parte de este curso. Conocí los bellos pueblos malagueños de: Estepona, Fuengirola, Mijas y Marbella.

Tuve además, la gran oportunidad de poder comenzar a hacer viajes con una duración más larga en el tiempo. 

Conocer culturas y países diferentes al nuestro. Ya me fascinaba y en este año había llegado el momento de poder ir a conocer los bellos rincones del Algarve portugués: Tavira, Villamoura, Quarteira, Lagos, Albufeira, Vau, Praia da Roche. Carvoeiro y Portimao.

...CONTINUARÁ...

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