jueves, 23 de julio de 2020

CAPÍTULO 10. EL C.O.U. #SIEMPREFUIMAESTRA

Capítulo 10. 
El C.O.U. 



Terminé 6º de Bachiller en el instituto de Almonte. Como comentaba en la entrada anterior, con la huelga conseguimos, al menos, poder quedarnos a estudiar en nuestro instituto y en nuestro pueblo, aunque nuestro instituto sería una sección del instituto de Bollullos y pertenecería a él. 


Yo prometí entonces, que cuando terminara mis estudios, no iría a recoger mi título de Bachiller Superior a Bollullos, sino que esperaría a que nuestro instituto fuera autónomo para ir a recogerlo allí. 



En el año 2017 nuestro instituto que en la actualidad se llama IES Doñana, cumplió 50 años.



En mi Libro de Calificación Escolar en el página  27 quedó anotado que yo comenzaba a estudiar COU (Curso de Orientación Universitaria) el día 30 de septiembre de 1976 en el Instituto Nacional de Bachillerato Mixto de Bollullos par del Condado.

Como podemos ver en el libro, en aquellos años, se seguían poniendo los sellos de 50 pesetas que había que pagar.



En el curso 1976-77 yo tenía 17 años y cursaba COU oficial con Beca. Tenía las siguientes asignaturas: 

Lengua española, Idioma extranjero, Matemáticas, Historia, Literatura, Latín, Cívico Social, Religión.

En este curso tampoco recuerdo quien era mi tutor, ni la clase en la que estaba, aunque sí recuerdo con alegría a algunos compañeros/as.

El latín siguió desarrollándose a lo largo de ese curso. Creo que fue en este año en el que hacíamos las traducciones del librito en latín titulado "la guerra de las Galias", que tengo en mi casa y que curiosamente, lo encontré hace poco, en la red. Al perecer, sigue siendo un texto en el que sigue trabajando el alumnado del siglo XXI, más de cuarenta años después que yo, aunque con un formato en color y mucho más moderno.





En este curso Don Manuel seguía siendo nuestro profesor de historia. Una entrañable persona a la recuerdo con bastante cariño y al que siempre puedo ver sentado en la mesa del profesor. Recuerdo su tono de voz y sobre todo, cuando me sacaba a la pizarra y me preguntaba alguna cuestión en particular, cuya respuesta era un nombre o un dato concreto. Él siempre esperaba un poco para que yo contestara y cuando veía que no lo hacía, comenzaba a darme una pista diciendo la primera sílaba de la respuesta.

Hablando de la materia de historia, me viene el recuerdo de un libro de historia que no recuerdo de qué año puede ser, pero sí lo aburrida que estaba la persona que lo tuvo antes que yo. Como ya he comentado en otro capítulo, los libros se prestaban y pasaban de unos compañeros/as a otros, porque aunque ahora 83 pesetas nos parezca poco dinero, en esos años era caro para la economía de las familias que vivíamos de la agricultura.




Ese curso éramos los mayores del centro y recuerdo lo pequeño que veíamos a los que llegaban al instituto. Con nuestra generación se terminó la Primaria en los Colegios y comenzó la EGB y termino el bachillerato de seis cursos y comenzó el BUP.

Los alumnos/as llegaban al instituto a estudiar BUP (Bachillerato Unificado Polivalente) después de terminar la Educación General Básica en los colegios.

La Educación General Básica consistía en 8 cursos de escolarización obligatoria divididos en dos etapas:
  • Primera etapa: 1º, 2º, 3º, 4º y 5º de EGB.
  • Segunda etapa: 6º, 7º y 8º de EGB.
La reforma curricular parcial de 1980-1982 dividió la primera etapa en dos ciclos diferenciados, pasando la EGB a dividirse en tres ciclos:
  • Ciclo inicial: 1º y 2º de EGB.
  • Ciclo medio: 3º, 4º y 5º de EGB.
  • Ciclo superior: 6º, 7º y 8º de EGB.

El BUP (Bachillerato Unificado Polivalente) tenía una duración de tres años. Posteriormente, se realizaba el Curso de Orientación Universitaria (COU) como último paso antes de comenzar estudios universitarios.
Este sistema educativo fue derogado y sustituido progresivamente por la LOGSE de 1990. Los seis primeros cursos de EGB corresponden a la Educación Primaria y los dos últimos de la EGB y los dos primeros de BUP corresponden a la Educación Secundaria Obligatoria. 
La principal diferencia es que con la LOGSE el alumnado del colegio pasaba al Instituto de Educación Secundaria el año en que cumplían 12 años, con dos menos que en el anterior sistema, o bien permanecían en el mismo centro hasta los 14 o los 16 años, al impartirse también la Educación Secundaria Obligatoria o sus dos primeros cursos en los colegios. 


Terminé mis estudios de COU el día 8 de junio de 1977, como quedó recogido en mi libro página 29, firmado y sellado en Bollullos, con 17 años. Aún me quedaban dos días, para cumplir los 18 años.

A lo largo de toda mi etapa educativa de Primaria y Bachillerato había tenido que estudiar obligatoriamente materias como religión, política y hogar, que nunca me parecieron materias a estudiar, ni me resultaron interesantes.


A partir de la pagina 30, mi Libro de Calificación Escolar ya está en blanco. Mi etapa de universitaria estaba a la vuelta de la esquina, esperando que me volvieran a dar la Beca para poder seguir estudiando. 

El instituto no estaba cerca de mi casa, así que tenía que ir y venir dos veces cada día  porque había clases por la mañana y por la tarde. Luego, de vuelta por la tarde, tocaba estudiar, hacer las traducciones, las tareas de lengua, etc. 

Durante el curso, me quedaba poco tiempo para seguir haciendo lo que me gustaba: crear, leer, escuchar música, salir con las amigas... Yo estaba obligada a sacar buenas notas para que no me quitaran mi beca y ésa, era mi prioridad.

Mi vida fuera del instituto seguía creciendo y mi personalidad afianzándose en los pilares que se iban construyendo con las experiencias vividas a lo largo de esos años.

En cuanto tenía un poco de tiempo, me ponía a diseñar ropa que ya no era para las muñecas, ahora era para mí. Comprar la tela para confeccionarla, no era tarea fácil. Siempre llevaba en la cabeza lo que quería y nada más entrar en la tienda, de un primer vistazo, ya veía que lo que quería, no estaba en ella. 

Recuerdo la cara de sorpresa de mi tía Asunción que siempre me acompañaba, al escucharme decir nada más entrar en las tiendas "vámonos que aquí no la hay". Ella nunca lo comprendía, no entendía porque no miraba más o elegía otra tela. Pero cuando llegaba a otra tienda y encontraba la tela nada más entrar, ella se ponía tan contenta como yo.

De esa época aún conservo con cariño alguna camisa de las que me hice, alguna falda y vestido que le hice a mi madre... La antigua máquina de coser que compró mi madre y con la que aprendí a hacer los pespuntes, siempre la he tenido muy presente a lo largo de mi vida y me sigo acordando de ella, cada vez que aprieto el botón rojo de mi ya antigua máquina de coser, Alfa Electronic modelo 3940, con la que practiqué tantos tipos de pespuntes hace 25 años cuando me la compré. 





Cada año coso menos a máquina, pero aún sigo creando y cosiendo con ella. Lo último han sido unas cortinas, para una de las estancias de mi casa, durante los meses de la pandemia del COVID-19.

En aquellos años de adolescencia, pocos lugares había en nuestro pueblo para la diversión. Salíamos a pasear por el "paseo" del pueblo situado entre la iglesia y el ayuntamiento. Por allí las amigas hablando y riendo, paseo arriba, paseo abajo, veíamos a los chicos y chicas que hacían por conocerse. 

Durante las Navidades, había otra tradición en mi pueblo. Las pandillas de amigos/as alquilábamos alguna casa deshabitada o garaje y la adornábamos. Poníamos luces de colores, romero y en el tocadiscos sonaban las románticas canciones que invitaban a "bailar lento y agarrados". 

Recuerdo bien las muchas anécdotas asociadas a ese tipo de baile al que yo llamaba "de los codos". En aquellos tiempos, abrazar y bailar juntos una chica y un chico no era ni cotidiano, ni fácil. Así pues, muchas chicas se quejaban de que los chicos se "pegaban" demasiado al bailar lento y para separarse, ponían los brazos en ángulo de noventa grados, clavando los codos en el pecho de los chicos.

A esas casas íbamos todos los días que duraba la Navidad y además de bailar, se hablaba, se tomaba algo, se tonteaba... 

En el verano del 1977 no volví a los queridos ranchos de madera de Matalascañas. Ya la vida en ella no era tan salvaje. Ese año me perdí algún tiempo en Acebuche. Aún permanecían allí las casas en las que tantas aventuras viví junto a mis primos y mis tíos: Ana y José.  


Sí recuerdo que iba con mi novio a disfrutar del mar, el sol, la arena y los maravillosos atardeceres que siempre me han gustado tanto. Ese año aún había ranchos de madera y en uno de ellos estaba pasando el verano mi querida suegra Maruja. Cuántos bellos recuerdos de un verano mágico, con el sueño de una etapa terminada y comenzando mi etapa adulta.


Ya en ese año empezaba a tener nostalgia de las primeras imágenes vividas y sentidas en esas arenas doradas por el sol y el maravilloso Atlántico. Así que os podéis imaginar lo que he ido sintiendo cada verano que ha pasado desde entonces, al ver todo mi entorno salvaje de la infancia, transformado y "civilizado": El Rocío, Matalascañas, Acebuche, etc.


Poco a poco he ido viendo y viviendo con profunda nostalgia cómo la forma de vida y el entorno en el que se había desarrollado mi vida de la infancia, en el que me crié, ha ido cambiado y deteriorándose. 


Pero aún así, necesito volver a ellos para cargarme de energía positiva y recargar mis pilas. Me gusta cerrar los ojos para poder visionar el lugar de mi infancia, sentir la magia de esos olores y sabores auténticos y añorar el tiempo pasado, vivido y sentido.




Hacía 5 días que yo había cumplido 18 años. El miércoles día 15 de junio de 1977, se celebraron en nuestro país, las primeras elecciones generales democráticas en 41 años. Elecciones en "libertad y sin ira"  (periódico la Vanguardia).

"Recogiendo los principios de la Ley de Reforma Política, aprobada en referéndum el 15 de diciembre de 1976, el Gobierno Suárez negoció con las fuerzas políticas los principios básicos del Decreto-ley de 23 de marzo de 1977, que reguló las tres primeras elecciones generales -1977, 1979, 1982- y que en lo sustancial tuvo continuidad en la sucesiva legislación electoral española.  

El Congreso de los Diputados estaría formado por 350 diputados, elegidos por un sistema de escrutinio proporcional siguiendo el método D’Hondt, que favorece las candidaturas mayoritarias. Para evitar la fragmentación partidista que impidiera articular mayorías estables se estableció un mínimo del 3% de los votos para entrar en el reparto de escaños, y un mínimo de 2 escaños para cada una de las 52 circunscripciones provinciales –excepto Ceuta y Melilla que solo tenían uno-. Estos mínimos reforzaban las candidaturas más votadas. De hecho, en un gran número de circunscripciones –las menos pobladas y con menos representantes-, el sistema funciona como si fuera mayoritario, y prácticamente sólo obtienen representación los dos partidos más votados"





Hasta hace poco tiempo estuve convencida de que yo había votado desde estas primeras elecciones, pero un compañero de mi edad, me comentó que estaba equivocada. Me puse a investigar y efectivamente, él tenía razón. 

En esa época hasta los 21 años no se tenía la mayoría de edad y por tanto no se podía votar a los 18 años. Así que desde entonces, no estoy muy segura a qué votación tengo asociados los recuerdos nítidos de la primera vez que voté. La última vez que lo hice, fue tan especial, que creo que jamás la voy a olvidar. Tuve la suerte de ir con mi mami Manuela, que con sus 94 años votó en su mesa en el mismo colegio electoral que yo: Elecciones Generales del 10 de Noviembre de 2019.




La campaña electoral de las elecciones generales del 77 fue también mi primera campaña. Yo ya tenía la edad y la formación suficiente como para saber comparar, valorar y tener muy clara qué filosofía de vida era la mía y qué partido político la recogía mejor.




En la primavera de 1977, llegó el amor a mi vida. El bello recuerdo del primer beso, en el mismo día en el que cumplía 18 años, aún permanece en mi corazón. Él fue el primer chico que me besó, también fue mi primer novio y cinco años después, mi marido.



...CONTINUARÁ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario