martes, 8 de septiembre de 2020

CAPÍTULO 13. SEGUNDO DE MAGISTERIO. CURSO 1978-79. #SIEMPREFUIMAESTRA

Capítulo 13. Segundo de Magisterio.
Curso 1978-79


Durante mis tres años de estudio de Magisterio, permanecía en Huelva de lunes a jueves y el viernes, finalizadas las clases, me volvía casi siempre, a pasar el fin de semana a Almonte. Algunas veces, me iba directamente a Sevilla, a casa de mi suegra o cuñada o me quedaba en Huelva compartiendo algún evento recreativo y/o cultural, con mis amigos/as. 

Sevilla era una ciudad que me encantaba y cuanto más conocía de ella, más segura estaba que sería para mí, un buen lugar para vivir. Una vez que salí del pueblo y viví las posibilidades y oportunidades de vivir en la capital, tuve claro que ya no podría hacer mi vida en el pueblo, aunque volver a él, siempre es volver encantada a mis raíces y cargar mis pilas de la mejor de las energías. 

El "ser" almonteña corre por mis venas y sus tradiciones han formado y forman siempre, parte de mi vida. No en vano, tres de mis exposiciones individuales de fotografía, versan sobre Almonte: Vuelta a la Tierra. Doñana (10-11-2000) Siglos de tradición almonteña. La Venida de la Virgen (11-11-2005) y la Saca de las yeguas. Doñana siglo XXI (9-6-2009)

En el verano de 1978 seguí perdiéndome, como siempre, por Matalascañas. Caminaba por la orilla, hacia el lado derecho de la peña, hasta encontrar un lugar sin gente, para disfrutar del rumor de las olas, de mis pies metidos en la arena caliente por el sol, de la brisa fresca bajo la sombrilla y de vez en cuando, de remover la arena con los pies, como hacía de pequeña, hasta encontrar alguna coquina, aunque en estos años, ya no las cogía.


Volví un verano más a Doñana, al poblado de Acebuche a compartir con mis primos, Francisco José y Juan Bautista y los amigos de cada año, las partidas de cartas, los juegos de mesa, los paseos en bici, los recorridos por ese entorno salvaje, a la espera, de que apagaran el transformador que daba luz al poblado, para en la oscuridad de la noche, mirar el cielo, admirar mi luna, escuchar a los grillos... y en aquellos años, buscar "ovnis". 

No estoy muy segura, pero creo que ese año ya estaban en el poblado de Acebuche construyendo la laguna o haciendo obras para conservarla de forma artificial. Años más tarde, desmontaron el poblado, destruyeron las casas y convirtieron ese espacio en el centro que es hoy, Centro de Recepción del Acebuche.



Los veranos cada año se pasaban más rápido y parecían más cortos. Recuerdo que algunos días antes de volver a la rutina de los estudios, me daba mucha pereza pensar en volver a la rutina de los estudios, pero, también sabía, que en cuanto volviera a pisar la Escuela estaría contenta de seguir aprendiendo, compartiendo, investigando...


Cursé segundo de Magisterio en enseñanza oficial con Beca, en el curso 1978-79. Este año la cuantía económica se había incrementado en 3.000 pesetas.




Tenía las siguientes materias: Pedagogía, Filosofía, Geografía General, Historia, Psicodiagnóstico, Música, Religión, Educación Física y Manualizaciones. 

Seguí trabajando con mi grupo de compañeros/as y no recuerdo bien, pero creo que tuvimos otro compañero más que se unió a nuestro grupo de trabajo.

La materia de psicodiagnóstico es la que recuerdo con más interés. Siempre me ha gustado investigar, observar y comprender el porqué de las cosas, las conductas, los comportamientos... Todo lo que iba aprendiendo en esta materia a nivel teórico, procuraba ponerlo en práctica en mi vida cotidiana y con las personas más cercanas a mí.


La música me apasiona, pero desde siempre la interpretación musical no ha sido una de mis capacidades. Parece que tengo un oído en la cabeza y el otro, en el talón de la pierna contraria. Este fue el año de tener que aprender a tocar la flauta. Aún la conservo en casa y en alguna ocasión la cojo, cuando alguien que sabe tocarla bien, hace que suenen bellos acordes.



Para mí fue muy complicado este aprendizaje. Torturaba a toda mi familia intentando que aquello fuera música y no una sucesión de notas mal tocadas. Me aprendí las partituras de memoria: sol, sol, mi... Le dediqué muchas horas y el día del examen, lo recordaré siempre. Por suerte, me tocó tocar una de las partituras que mejor me sabía y bueno, conseguí el objetivo. Pero a mí no me sirvió para nada que no fuera aprobar. Esta situación, por suerte, nunca se interpuso en mi pasión por la música en general y por la clásica en particular.

Esta vivencia me ha hecho ir entendiendo perfectamente, a lo largo de todos mis años de maestra, la inutilidad del empeño de algunos/as profesores de música, al obligar a tocar la flauta, cuando hay posibilidades de aprender música tocando otros instrumentos. Por suerte, con el paso del tiempo, muchos profes han ido desterrando la flauta obligatoria tanto en Primaria como en Secundaria.

Las demás materias me seguían aportando pocas novedades y según el profesor/a que la impartía, lograba que me interesara más o menos por profundizar, hacer preguntas, investigar...

Ese curso en la materia de manualizaciones hicimos la famosa "taracea". Había que hacer el dibujo geométrico, cortar los trozos de madera y luego darle distintas tonalidades con un producto que no recuerdo su nombre. Luego, había que encajar e incrustar los trozos haciendo el dibujo en la madera, para que quedara todo muy bien montado. A mí me costó mucho trabajo, pero desde entonces, la taracea ha estado y está muy cerca de mí. Durante un tiempo, estuvo colgada en el salón de la casa de mi tía Asunción y desde que ella falleció, está colgado en mi casa, en mi despacho y la miro con ternura, sobre todo, cuando le limpio cuidadosamente el polvo.



Este año también tenía las clases por la tarde. Un curso muy convulso porque había muchas protestas, huelgas y manifestaciones estudiantiles, en las que los "grises" (así llamábamos a la policía) hasta entraba dentro de las Facultades, dando palos y realizando detenciones. A mí estas situaciones me producían mucho miedo y angustia, pero sentía que tenía que participar en la medida de mis posibilidades. Los movimientos estudiantiles eran muy activos y reivindicativos y siempre valientes y consecuentes con lo que proponían.


Recuerdo que estuvimos de huelga mucho tiempo sin dar clase porque se convocaban muchas acciones de protestas.


"Las siguientes revueltas estudiantiles, ya en plena democracia y con la Constitución aprobada, sucedieron en 1979 contra la Ley de Autonomía Universitaria (LAU), que no se llegó nunca a aprobar, pero que sí sirvió para desatar el debate sobre la necesidad de una reforma universitaria, que posteriormente se materializó en la aún en vigor Ley de Reforma Universitaria (LRU), de 1983. Los estudiantes se agruparon en la Coordinadora de Enseñanza Media, que rechazó la LAU y el Estatuto del Estudiante. 


Entre el 26 de febrero y el 3 de marzo de produjo 'una semana de lucha' en la que se manifestaron 300.000 estudiantes a lo largo de esos días en toda España, según los convocantes"


Con todas estas movilizaciones, la inestabilidad a lo largo del curso era grande. Algunos profesores hacían exámenes de todo el contenido, a pesar de no haber dado el contenido durante las huelgas y otros/as, en cambio, lo tenían muy en cuenta y daban toda clase de facilidades.


En este segundo curso creo recordar que teníamos un mes de prácticas. Pero no se por qué, tengo tan pocos recuerdos de ese período. Imagino que esas prácticas las hice en Almonte. 


Entre unas cosas y otras, el curso se me hizo corto, pero intenso. Yo seguí aprobándolo todo y con notas mejores que el año anterior, lo que me hacía estar contenta porque seguía con rumbo fijo hacia la meta del Acceso Directo.


Como ya comenté en la entrada anterior, el 19 de agosto de 1977 la Virgen del Rocío fue trasladada a Almonte para permanecer en el pueblo hasta su partida, antes de la celebración del Rocío. 


El año que la Virgen está en Almonte, es un año muy importante para todos los almonteños/as porque cada día se reza la salve, las Hermandades hacen su peregrinación al pueblo y todos los días se vive con alegría y festividad al encontrarse con ella. 



Poco antes de su partida hacia el Rocío, las calles del pueblo y la plaza del paseo se vuelven a engalanar. Tiene lugar la Procesión por el pueblo y luego, el traslado de vuelta al Rocío, por el camino de los Llanos. 



La Virgen del Rocío regresó a su ermita el 7 de mayo de 1978. La siguiente imagen está acompañada del texto: 


"Concretamente la imagen se localiza en el pinar de Los Llanos; en la fotografía queda inmortalizado junto a su burro, el almonteño Fernando Cáceres, que acompañaba a su Patrona en esas tantas idas y venidas. La procesión duró algo más de 21 horas"




En esta ocasión, sí que hice el camino de vuelta con mi novio y amigos/as y con un burrito, que no recuerdo de quién era.



Muchos recuerdos y vivencias en ese camino que terminé agotada. 

El patrón de Almonte es San Pedro. En torno al 29 de junio, se realiza cada año en el recinto del Chaparral, la feria, con sus casetas particulares y por aquellos años, la famosa caseta del Ayuntamiento a la que todos/as queríamos ir porque era la más grande, había música para bailar, nos reuníamos con los amigos/as...


Entrar en la caseta ni era fácil, ni era barato, así que ponían a la venta unos carnets que adquirías y podías pasar los días de la feria en esa caseta.




La feria siempre marcaba el comienzo del verano y de las vacaciones...

...CONTINUARÁ...

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